Foto del planeta Tierra desde la superficie de Marte (completamente real) |
Aquí está el documento que les prometí.
Informe de la Academia Marciana de Ciencias
Durante muchos siglos hemos considerado a Tierra como un objeto interesante de entre los que ocupan nuestro cielo; a veces se nos presenta como la estrella de la mañana y otras como la de la tarde. Como es un planeta interno para nosotros la vemos siempre a pocas horas de salir o de ponerse el Sol, de modo que nunca es posible observarla por encima de nosotros contra un cielo oscuro y bajo el mínimo grosor de nuestra atmósfera.
El mayor obstáculo para observar Tierra no es, sin embargo, nuestra atmósfera sino la suya propia. A menudo grandes porciones están cubiertas por nubes blancas que nos impiden ver su superficie.
Cuando se puede ver detrás de las nubes encontramos que Tierra está cubierta en su mayor parte de una sustancia azul-verdosa oscura con un albedo mucho menor que el de las nubes. Una fracción más pequeña de su superficie está cubierta por un material más claro, de color cambiante según las estaciones. Al acercarse la estación tibia a cada hemisferio este material toma un color verdoso.
En Tierra existen cantidades mucho menores de nuestro elemento vital, el bióxido de carbono, que las que encontramos en nuestra atmósfera. El oxígeno, gas mortal para nosotros, se encuentra libre en la atmósfera terrestre, tanto en forma de O2 como de O3. Tierra tiene casquetes en sus dos polos y ambos cambian de tamaño según la estación. Tal vez sean, como los nuestros, enormes depósitos de bióxido de carbono congelado (CO2). Una minoría de científicos marcianos sostiene en cambio que los casquetes terrestres pueden estar compuestos parcialmente por óxido de hidrógeno congelado (H2O), lo que nosotros llamamos “hielo húmedo”. Para probar su hipótesis, estos científicos planean mejorar sus registros espectrográficos. Afirman que sus mediciones en el infrarrojo indican que Tierra es demasiado caliente para que exista hielo de bióxido de carbono.
Tierra viaja acompañada de una sorprendente luna que llamamos Selene. Selene es apenas más pequeña que el planeta Mercurio y compite en tamaño con las lunas gigantes de Júpiter y Saturno. Esto es atípico pues Tierra pertenece a los planetas marcianos (de proporciones similares al nuestro) y no a los gigantes. Lo común es que los planetas tengan lunas pequeñas, de la milésima parte de su tamaño. Sin embargo, el diámetro de Selene es de la cuarta parte del de Tierra y su masa llega a ser 1/81 de la masa de su planeta. En Selene no hemos detectado los cambios periódicos de color que se registran en Tierra.
Durante los últimos años hemos enviado una serie de naves. Las llamadas Terra 1 y Terra 2 fracasaron en su intento de recorrer la gran distancia que nos separa de aquel planeta, pero la nave Terra 3 pudo acercarse hasta una distancia de 8 mil millones de centirrames (recuérdese que 1 rame es la longitud de la antena izquierda de la reina Schrip, que estuvo en el trono entre los años 15,363 y 16,437) y alcanzó a enviarnos una serie de fotografías con acercamientos sorprendentes. Las imágenes muestran un planeta cubierto casi en su totalidad por materia, que corresponde a las zonas oscuras. La reflectividad de esa región muestra que puede estar cubierta de óxido de hidrógeno (H2O). En las otras regiones hay arenas montañosas y muy pocos cráteres. Las mayores elevaciones son menores que nuestros volcanes y el mayor de los cañones detectado está en una región clara que se extiende desde ligeramente sobre el ecuador hasta muy adentro del hemisferio sur, y parece ser de un tamaño similar al de nuestro Gran Cañón. Debido a que Tierra es mayor que nuestro planeta, sus montañas y cañones son, en proporción, menores que los nuestros.
La nave Terra 4 logró orbitar Tierra y tomó una serie de fotografías durante su recorrido. Se escogieron cuatro regiones relativamente blandas como posibles sitios de aterrizaje.
El año pasado la nave Terra 5 intentó alcanzar la superficie. Tuvo éxito en atravesar la espesa atmósfera del planeta pero perdimos el contacto con ella pocos segundos después de que tocara la superficie. Es posible que se haya sumergido en el material de que están compuestas las zonas verdosas referidas. Aquellos científicos que afirman que dicho materias es óxido de hidrógeno aseguran que esta misteriosa desaparición respalda su teoría.
Aún no hemos podido saber con seguridad si existe vida inteligente sobre Tierra. Es muy factible que la presencia de vida sobre ese planeta dependa de que existan o no ventarrones de polvo que, como en el caso de nuestro planeta, protejan a los hipotéticos terrícolas de los efectos nocivos de la radiación solar. Actualmente se rastrean las imágenes tomadas de su superficie en busca de signos de actividad vital. Algunos de nuestros analistas afirman haber detectado una banda larga y sinuosa que atraviesa uno de los continentes*, y algunos patrones ajedrezados que podrían indicar la presencia de agricultura. Estas señales son, sin embargo, muy débiles y deberán ser investigadas con mayor detenimiento.
Algunas observaciones más recientes parecen mostrar rasgos sobre Tierra que es posible interpretar como ciudades.
Los puntos de luz ¿señales de ciudades? |
Un informe posterior.
¡Hemos descubierto vida sobre Tierra! Es el descubrimiento del milenio para nosotros los marcianos. Desde una altura de cinco millones de rames, pudimos observar las bandas de luz moverse como olas a través del paisaje. A menudo esto ocurría en dos canales contiguos en los que las luces fluían en direcciones opuestas. Al acercarnos pudimos darnos cuenta de que cada emisor lumínico tenía existencia separada: con dos luces blancas al frente y dos rojas detrás. Son seres con fototactismo atraídos por una fuente lumínica intermitente**; se detenían frente al emisor formando un arreglo cristalino. Permanecían inmóviles frente a éste, tal vez durmiendo, pues su actividad lumínica disminuyó.
Posteriormente descubrimos, en el interior de los terrícolas, ciertos curiosos objetos aún más pequeños; muy probablemente parásitos. Se encuentran la mayor parte del tiempo alojados en los terrícolas. Nunca se alejan de su hospedero, aún cuando sean vomitados por él. De lo anterior deducimos que deben depender completamente de los terrícolas para su sobrevivencia. En los hospederos de mayor tamaño pudimos encontrar un número mucho mayor de parásitos; estos últimos deben reproducirse en el interior de los terrícolas a medida que crecen.
Podemos afirmar que los terrícolas están vivos pues se alimentan a través de unos tubos que les son introducidos por el costado. Seguramente metabolizan este alimento pues desprenden residuos gaseosos. En algunas zonas de Tierra se pueden encontrat cúmulos de estos desperdicios. Se alcanzó a percibir un pequeño movimiento de auto-aseo por medio de un bracito que los terrícolas tienen al frente***. Para nuestra sorpresa un grupo grande de terrícolas empezó y terminó simultáneamente este movimiento por lo que podemos pensar que estos seres tienen cerebros y alguna forma de comunicación.
Se seguirá informando.
Jay M. Pasachoff, Marc L. Kutner
(Tomado del libro University Astronomy, 1978)
*La Gran Muralla China
**Veían hacia un autocinema
***Limpia-parabrisas.
Lee con atención el texto y subraya lo siguiente con el color que corresponda:
- Hipótesis, rojo.
- Problema, azul.
- Conclusión, negro.
- Análisis, rosa.
- Discusión, verde.
- Antecedentes, naranja.
- Justificación, café.
- Objetivo, guinda.
- Observación, amarillo.
- Método, verde claro.
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